El carro de Carranza, como símbolo histórico, puede situarse en un espacio visible, como un estacionamiento, integrándolo con el entorno mediante una jardinera que suavice sus límites y lo contextualice dentro de un paisaje de preservación histórica. En lugar de utilizar macetas decorativas, se propone crear una comunidad vegetal con plantas nativas y algunas exóticas no invasoras, que ofrezcan un aspecto silvestre y siempre tengan algo de interés, como floraciones a lo largo del año. Este diseño también debe permitir un fácil mantenimiento tanto del carro como del jardín, garantizando su conservación y limpieza sin comprometer su integridad.